Cuando hablamos de un "puente hacia la reinserción", nos referimos al corazón de la Pastoral Penitenciaria de la Iglesia Católica.

Nuestra misión es acompañar y devolver la humanidad a los espacios de reclusión, tendiendo una mano a las personas privadas de libertad.

Actuamos como un verdadero "puente" que les ayuda a reconectar con la sociedad. Esto lo hacemos posible gracias a los voluntarios y a las actividades que organizamos, tanto dentro como fuera de los muros de la prisión.

¿Cuál es nuestra labor?

Ofrecemos un acompañamiento integral. Para nosotros, la persona es siempre mucho más que su delito; es un individuo con una dignidad que nadie le puede quitar.

¿Cómo lo hacemos?

Creamos espacios donde pueden volver a sentirse ellos mismos. Proyectos como la radio de la prisión u otras iniciativas sociales no son solo actividades: son momentos de libertad real, espacios seguros donde no se sienten juzgados.

Nuestra mirada

No vemos "reclusos", vemos personas. Personas con una dignidad intacta que necesitan un acompañamiento integral. Creemos firmemente en las segundas oportunidades. Cada ser humano tiene el derecho de reconstruir su camino, de aprender, crecer y aportar a la sociedad. Nuestro objetivo es brindar herramientas y apoyo que permitan transformar vidas, fomentando la reintegración y el desarrollo personal de manera sostenible y significativa.

Nuestro puente

Somos vínculo humano.

Es estar ahí, con paciencia y sin condiciones, para facilitar ese viaje de regreso a la sociedad. Es ser la mano tendida que les recuerda que no están solos y que una nueva vida es posible.

Es también compromiso. Compromiso con la empatía, con la esperanza y con la construcción de puentes hacia nuevas oportunidades. A través del acompañamiento constante, ayudamos a reconstruir vidas, a sanar heridas y a descubrir que el cambio es alcanzable cuando se cuenta con el apoyo adecuado.

Nuestras acciones

Buscamos crear "oasis" de humanidad. Cuando impulsamos un proyecto en la cárcel o un taller, lo que realmente estamos ofreciendo es un espacio de libertad y de escucha, un lugar donde el juicio se queda fuera y la persona puede volver a encontrarse consigo misma. Creemos firmemente en el poder transformador de las conexiones humanas. Cada actividad que llevamos a cabo busca tender puentes entre las personas, fomentando el entendimiento mutuo, la empatía y el respeto. Estos espacios no solo ofrecen momentos de reflexión personal, sino que también cultivan un sentido de comunidad, donde cada individuo puede sentirse valorado y comprendido.